Desde que somos niños se nos ha inculcado que tenemos una obligación primordial: ir al colegio.
Con tres años entramos por primera vez en un aula (eso si no hemos ido antes a una guardería) y nos enfrentamos a algo completamente nuevo, algo que para muchos niños no resulta agradable y tardan un tiempo en asumir. Se trata de una nueva realidad, el comienzo de un nuevo camino que se inicia al entrar por esa puerta y al enfrentarnos a un nuevo espacio que no nos resulta familiar. Es nuestro aula, el lugar en el que pasaremos horas y horas todos los días, donde conoceremos a compañeros que continuarán el camino a nuestro lado, donde aprenderemos todo lo necesario para poder crecer como personas y vivir en sociedad.Sin embargo, con tan solo tres años no somos conscientes de todo ello, de la oportunidad que nos brinda el sistema educativo para formarnos a lo largo de nuestra vida.
Pasan los años y sin darnos cuenta llegamos a un máster, pasando mínimo por seis años de educación primaria, otros cuatro de educación secundaria, dos años de bachillerato y cuatro años más de carrera universitaria, eso sin contar con todas las pruebas de evaluación a las que hemos tenido que hacer frente a lo largo de nuestra carrera educativa. Pero estamos aquí, casi poniendo fin a ese camino que comenzamos con apenas tres años, del que no eramos conscientes entonces. Un viaje lleno de conocimiento y contenidos, no todos de nuestro agrado, pero ahí están, o por lo menos, tenemos los apuntes por ahí guardados; lleno de amistades buenas y malas, de compañeros, de amigos que nos han guiado a lo largo del camino y que muchos de ellos seguramente lo sigan haciendo; lleno de personas significativas como puede ser los profesores, que nos guste o no, son los que en gran parte han hecho posibles que estemos donde estamos. No hay duda de que resulta emocionante echar la vista atrás y ver todo lo bonito que nos ha dado esa obligación que se nos impuso cuando tan solo teníamos tres años: ir al colegio.
Ahora bien, hay familias que optan por la educación en casa y resulta tan lícito como querer llevar a tu hijo al colegio, ya que del mismo modo está siendo educado por personas cualificadas para ello. Sin embargo ¿qué ocurre con esa realidad que se crea en ese nuevo espacio lejos de lo familiar? En casa o en la escuela, el niño comienza un nuevo camino, su carrera educativa, pero de manera muy diferente. Mientras que los niños que van al colegio emprenden un viaje acompañados, no solo por su familia, sino de nuevos compañeros, de unos cuantos profesores que les enseñan a caminar por sí solos, de experiencias fuera del entrono familiar que les acercan al mundo exterior, al mundo real...frente a ellos, están los niños que tiene la escuela en su casa y, por tanto, continúan un camino de la mano de su familia, pues son los únicos que se encuentran dentro de esa realidad, no existe un espacio diferente ocupado por otros compañeros con quien compartir, cooperar, dialogar...ni tampoco una autoridad desconocida a la que se debe respetar aunque no sea tu familia.
Personalmente no apostaría por la educación en casa, la cual no dudo que tenga múltiples ventajas, pero la educación, el aprendizaje
es mucho más que adquirir unos contenido o conocimiento. Por ello, la asistencia a un colegio escolar me parece que es necesaria para enseñar al niño desde pequeño lo que es enfrentarse al mundo, a la realidad exterior, ya que nuestro hogar no deja de ser un pequeño mundo donde cobijarnos y donde nos sentimos protegidos y queridos, pero más allá de eso hay otras realidades a las que hay que enfrentarse, sean buenas o malas, pero es la forma de crecer y madurar.
Con tres años entramos por primera vez en un aula (eso si no hemos ido antes a una guardería) y nos enfrentamos a algo completamente nuevo, algo que para muchos niños no resulta agradable y tardan un tiempo en asumir. Se trata de una nueva realidad, el comienzo de un nuevo camino que se inicia al entrar por esa puerta y al enfrentarnos a un nuevo espacio que no nos resulta familiar. Es nuestro aula, el lugar en el que pasaremos horas y horas todos los días, donde conoceremos a compañeros que continuarán el camino a nuestro lado, donde aprenderemos todo lo necesario para poder crecer como personas y vivir en sociedad.Sin embargo, con tan solo tres años no somos conscientes de todo ello, de la oportunidad que nos brinda el sistema educativo para formarnos a lo largo de nuestra vida.
Pasan los años y sin darnos cuenta llegamos a un máster, pasando mínimo por seis años de educación primaria, otros cuatro de educación secundaria, dos años de bachillerato y cuatro años más de carrera universitaria, eso sin contar con todas las pruebas de evaluación a las que hemos tenido que hacer frente a lo largo de nuestra carrera educativa. Pero estamos aquí, casi poniendo fin a ese camino que comenzamos con apenas tres años, del que no eramos conscientes entonces. Un viaje lleno de conocimiento y contenidos, no todos de nuestro agrado, pero ahí están, o por lo menos, tenemos los apuntes por ahí guardados; lleno de amistades buenas y malas, de compañeros, de amigos que nos han guiado a lo largo del camino y que muchos de ellos seguramente lo sigan haciendo; lleno de personas significativas como puede ser los profesores, que nos guste o no, son los que en gran parte han hecho posibles que estemos donde estamos. No hay duda de que resulta emocionante echar la vista atrás y ver todo lo bonito que nos ha dado esa obligación que se nos impuso cuando tan solo teníamos tres años: ir al colegio.
Personalmente no apostaría por la educación en casa, la cual no dudo que tenga múltiples ventajas, pero la educación, el aprendizaje
es mucho más que adquirir unos contenido o conocimiento. Por ello, la asistencia a un colegio escolar me parece que es necesaria para enseñar al niño desde pequeño lo que es enfrentarse al mundo, a la realidad exterior, ya que nuestro hogar no deja de ser un pequeño mundo donde cobijarnos y donde nos sentimos protegidos y queridos, pero más allá de eso hay otras realidades a las que hay que enfrentarse, sean buenas o malas, pero es la forma de crecer y madurar.
Ok me ha gustado tu reflexión, y tu blog es muy claro, el titulo está muy bien, se ve que sabes lo que quieres.
ResponderEliminarNos vemos en clase
Hola Natalia, estoy completamente de acuerdo contigo en el tema a tratar en esta entrada. Me gusta como escribes y tu blog resulta muy interesante.
ResponderEliminarPd: Espero tu visita jaja
Un saludo.